Las
rosas están celosas de nuestros encuentros vespertinos, tardes en las que tus
labios de hojarasca se refrescan en mis besos de rocío… combinación perfecta:
tú y yo.
El
césped nuestra cama y el sol la sábana.
Pigmentos de susurros y sonrisas
Lo
bueno es que las rosas no pueden hablar así ella no se entera... ella: planta
trepadora, ¿o la trepadora soy yo?
Ya
tarde es y ella está por llegar junto con la luna y tu ausencia. Te alejas dejándome por despedida esa mirada
de néctar.
Mis
pétalos se caen a la par que mi corazón se marchita… sin tu luz no me queda de
otra que regresar a la tierra, pero en algún momento renaceré más bella, más
blanca, más tuya.
Tú
el jardinero y yo una gardenia enamorada.
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